lunes, 26 de noviembre de 2007

Crónicas de un extra

Creo que fue a principios de Abril del año 2005. Estaba echando un ojillo a las noticias de cine de una web donde se mencionaba que se estaban buscando extras para la peli en su fase de rodaje en Cádiz; daban un teléfono al que llamar y remitían a la página no oficial del Capitán Alatriste para conocer más datos. Buscaban gente con pelo largo y barba, de entre 30 y 55 años, creo. Todavía no tenía los 30, pero vi que sería una posibilidad de darle un uso a ese pelo y esa barba que toda la gente que se cruzaba conmigo me instaba a cortarme. Así que llamé, me dieron una dirección de correo electrónico al que mandar una foto y a esperar. Al día siguiente, justo cuando hacía un ejercicio en la pizarra delante de todos en la escuela de idiomas, van y me llaman (a esto lo llamo yo tener el don de la oportunidad). Era una chica que decía que perfecto, que si quería estaba cogido. Entonces me preguntó que de que parte de Cádiz iba. Con la boca chica dije que iba de Almería. Dijo:"Ostrás, entones casi que te voy borrando, no creo que esto te sea rentable". Le dije que no, pero que el tema no era por dinero, quería estar en un rodaje y tal y que aceptaba. No me lo creía, ¡al rodaje de Alatriste!.
Pero el viaje no era el único problema: en el cine toman decisiones de un día para otro, y dejarlo todo en el instante que te llaman, coger el coche, hacer 500 kms, buscar alojamiento, la familia que te toma por loco, etc. se presentaba, cuanto menos, complicado, más teniendo en cuenta que con el coche (de unos 18 ó 19 años) sólo me había movido hasta el momento por ciudad y nunca había estado en Cádiz. Después de todo, los encargados de figuración se portaron muy bien conmigo, tuvieron mucha paciencia (ya que los llamaba con frecuencia ) y me tuvieron en cuenta para avisarme lo antes posible. Total, un miercoles por la tarde-noche me avisaron de que en la mañana del viernes estuviera en un colegio de Cádiz para la prueba de vestuario. Dicho y hecho. Al día siguiente me fui para allá para tener tiempo de conocer un poco aquello, donde estaba el colegio, buscar sitio donde pasar la noche, etc. (por cierto, para los no gaditanos, no se os ocurra entrar con el coche al casco antiguo: es un laberinto. Un municipal al que le pregunté me dijo: Pisha, tu estás loco? Si por aquí no se meten ni los de Cai!).
Solucionado todo, al día siguiente me probaron la ropa y me dijeron que sería un bravo, espadachín a sueldo, y que seguramente me llamarían para un día en Cádiz y otro en Tarifa. Cojonudo! De vuelta a casa y a esperar de nuevo. Pasaron un par de semanillas (creo) cuando me confirmaron los días que estaría por allí. Tenía que estar un lunes a las 10:00 de la mañana en la entrada al Castillo de San Sebastián, en la playa de La Caleta.
Una vez tenía ya el traje puesto, elegante y con sombrero con plumas, llegó una guiri y dijo que nanai, que yo era uno de los que sacan de la cárcel, sombrero fuera, fardones fuera, desaliñado y sucio. El maquillaje estaba dirigido a parecer más sucio (cara sucia, uñas y manos negras, etc.). En la calle nos pringaban el traje con barro y tierra (a tomar por saco el concepto glamuroso del cine), sólo nos faltó revolcarnos.

Y lo que mucha gente no sabe es que el trabajo del extra es 99% de esperar y esperar que te llegue el momento y 1% de rodaje (a veces de una única misma escena repetida muchas veces). Aún así os lo recomiendo si os surge la posibilidad, es una experiencia chula. Todo ese tiempo sin hacer nada lo pasas conociendo a gente mu guai, a los que les gusta el cine, y en mi caso nos reimos bastante. Incluso salí en el diario de Cádiz de casualidad.

Además en esa espera fue cuando vimos al Capitán. Pareció como si todo se silenciara un poco cuando apareció (con su pañuelo pirata, su espada, su sombrero,... fue la bomba). Y, no os lo perdais, salió para echar unas bolsitas de bombones en bandejas para ofrecérnoslas! Aquello fue un puntazo, nos dejó descolocados. Nada de estar distante como las estrellas de jolivu, ahí, mezclado entre nosotros. Un buen tipo Viggo Mortensen (hubo por allí algún extra gaditano que fue con el a comer y a ver el fútbol).

Y no fue el único: por allí también estaban Unax Ugalde (Íñigo de Balboa), Eduard Fernández (Copons) y Antonio Dechent (Garrote). Todos muy simpáticos, en el caso de Eduard llevó a sus hijas y les gastó una broma: le dijo a uno de mis compañeros que se hiciera pasar por Viggo, les firmara un autógrafo y se echara unas fotos con ellas. Y coló, jeje.

Antonio Dechent nos contaba batallitas antes de rodar sobre otros rodajes, como el de Padre Coraje, etc. Ya a la hora de comer, algunos corrimos a por la cámara de fotos y conseguimos alguna con el capitán. Fue casi de "estrangis" porque la productora no se lo permitía, pero aún un poco serio y tal accedió a hacérsela.

Viggo pasaba esos ratitos libres haciendo fotos a florecillas y demás (ya que es un artista polivalente: pinta, hace fotos, canta...). En fin, casi todo el día pasó así, entre bromas, hasta que llegó el momento de rodaje: en las mazmorras del castillo (menudo sitio, hasta estalactitas había) improvisaron unas celdas para la escena en la que Alatriste recluta a unos bravos para el asalto al galeón holandés Niklaasbergen (del libro "El oro del rey", para los que se lo han leido). Eso sirvió para ver todo el mogollón de gente que hay detrás de las cámaras y conocer un poquito de como se coordinan para rodar una escena de unos pocos segundos: esa cámara sobre railes, ese humo constante, esos encargados de sonido e iluminación, la famosa palabra "acción" ,... el ayudante de dirección dando órdenes gritando y con mala ostia (era necesario para coordinar aquello) los encargados de atrezzo montaban y desmontaban una reja de una celda en cuestión de segundos, todo increible. Y bueno, así hasta que acabó el primer día de rodaje.
Me esperaba un día de descanso por allí por Cádiz y otro día en Tarifa (finalmente no estuve en el abordaje nocturno, sino en una escena previa en rodaje diurno), para semanas después ir a Uclés (Cuenca) a seguir con el tema.


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